A veces, Internet, y especialmente las redes sociales, se parecen demasiado a magníficas herramientas para que la ciudadanía desfogue sus pasiones y frustraciones desde su sofá, calentita y disfrutando del último grito en banda ancha, en vez de en la calle y sobre todo en vez de cerquita de algún pobre político y/o institución pública.
(¡Esperad a que nos movilicemos -sinápticamente- desde nuestras cápsulas de realidad virtual, dentro de unos años, casta de chupópteros sin escrúpulos!)





