Los telediarios hablan a sus televidentes como si fueran niños chicos.
Los políticos hablan a sus ciudadanos como si fueran niños chicos.
Los ciudadanos hablan a sus mayores como si fueran niños chicos.
Los mayores están tan contentos con la situación.
(Hasta que llegue yo, me levante del exo-taca-taca, le pegue una mascá a la cuidadora robot por tratarme como si fuera tonto, salga en algún telediario holográfico de los que habrá en mi época, en prime time por supuesto, provoque que algún morfopolítico diga alguna idiotez sobre la pérdida de metavalores, y me encarcelen finalmente debido a la recogida de ee-firmas contra la violencia de género que realice algún grupo de tecnociudadanos preocupados por los efectos de mi mal ejemplo en las granjas de socialización transversal).





