Planificarse el trabajo o de las diferencias entre hombres y máquinas

Este curso estoy probando a utilizar uno de los algoritmos que explico en clase para planificarme el trabajo. Esto, aparte de raro, queda hasta pedante, si no fuera porque el algoritmo es una perogrullada 🙂

El caso es que en general es muy difícil planificarse el trabajo en puestos como el mío que tienen cargas tan impredecibles y tan difíciles de estimar en cuanto a duración de cada tarea, pero como esas cosas son precisamente fuentes de estrés, siempre es interesante buscar alguna solución aunque sea parcial para disminuirlo.

El algoritmo se usa en sistemas informáticos de tiempo real (aquéllos que necesitan hacer cosas antes de que pase un tiempo determinado) y se llama EDF, siglas de Earliest Deadline First. Realmente, el nombre lo dice todo 🙂 Consiste en, dada una serie de tareas a realizar con unos tiempos límite para terminarlas (deadlines) conocidos, dedicarse en cada momento a aquélla que tenga su tiempo límite más cercano. Si hay varias con el mismo tiempo límite más cercano, a cualquiera de ellas, mejor una en la que ya estés. Olvidarse de qué otras tareas hay. Olvidarse de qué tarea es más importante, o cuál nos gusta más. Olvidarse de cuánto tiempo nos llevará hacerlas. Olvidarse de todo salvo de la que es más urgente en ese momento (dentro de un rato otra podría ser la más urgente, ojo).

Simplón a más no poder. Para que luego se quejen mis alumnos de que lo que les enseño es difícil ;P

El caso es que este algoritmo tiene varias ventajas:

  1. No necesitas conocer lo que te va a llevar hacer cada tarea.
  2. Puedes cambiar la lista de tareas a realizar en cada momento sin que pierda sus características (véase después). Es decir, te pueden venir nuevas tareas en cualquier momento, o desaparecer alguna (¡ojalá!), pero sólo debe preocuparte la que haya que terminar antes en la nueva situación.
  3. Te garantiza que si se da una cierta condición (véase después), terminarás todas las tareas a tiempo. Eso da mucha tranquilidad, como es comprensible 🙂
  4. Es muy fácil de llevar a cabo: basta un postit virtual en la pantalla del ordenador para listar las tareas y sus tiempos límites (o de papel si nos gusta más 🙂 )
  5. Este algoritmo tiende a disminuir el número de veces que tienes que interrumpir una tarea para dedicarte a otra, respecto a otros algoritmos de planificación.
  6. Otras ventajas más técnicas que no menciono para no aburrir al personal 🙂

El caso es que, como decía, lo he comenzado a aplicar este curso incluso con lo caótico que suelo ser para trabajar. No llevo mucho: una semana y media, pero una semana y media a jornada completa no está tan mal como test. Me está yendo bien a pesar de las tareas que llueven impredeciblemente. Al menos me reduce un poco el estrés de tener que estar pendiente de diez cosas a la vez, la sensación de desbordamiento y falta de control, y la preocupación por todas las cosas que aún no he hecho y debo hacer: sólo miro la más urgente, como si no hubiera otra. Todo esto, psicológicamente, no tiene precio (para todo lo demás, Mastercard ;P).

Hay otra variante más complicada (en la que sí hace falta saber cuánto te va a llevar cada tarea) para el caso de que tengas impedimentos para interrumpir una tarea y tomar otra que en ese momento se ha convertido en más urgente, es decir, para el caso en que unas tareas tengan que terminarse necesariamente antes de poder empezar a hacer otras, y no en cualquier momento. No creo que me atreva a implementar esa variante nunca 🙂

Evidentemente el EDF está pensado para ordenadores, no para personas, y tiene varias pegas, y no es aplicable a cualquier tipo de trabajo. La primera, obvia, es que te puedes sentir como una máquina de trabajar -que realmente es lo que eres, no te creas-, a quien le quitan la tarea que más le gusta para darle otra más urgente y más fea. Otra es que si tienes que dedicar un intervalo concreto a hacer algo (dar una clase, por ejemplo), eso no es planificable: se hace en ese momento, y por tanto todas las demás tareas pierden ese tiempo para poder hacerse, lo que puede impedir que funcione. Otra más es que si tu trabajo consiste en que te lluevan tareas impredeciblemente y de manera abundante y continua, no puede evitar que sigas teniendo el estrés de cambiar rápidamente de una a otra. En realidad, ninguna de estas pegas tiene mucha solución con ningún otro algoritmo…

Pero la pega más importante es que sólo te garantiza que puedes olvidarte de todo y dedicarte a la tarea más urgente con total tranquilidad de que terminarás todas las tareas a tiempo si es posible para ti terminarlas todas a tiempo en el tiempo total que tienes disponible para ellas. ¿Otra perogrullada? Noop. Que tire la primera piedra el que no haya vivido en el trabajo la situación de tener que hacer más cosas de las que humanamente puede hacer con las horas que oficialmente tiene de trabajo, por poner. ¿Solución? Ya sabemos todos cuál, para qué ahondar en nuestra desgracia 🙂 (bueno, hay otra: hacer peor -y más rápido- las tareas; o pasar de algunas).

Así que puede ser que la tranquilidad que me ha dado el EDF, la sensación de controlar las cosas a pesar del ambiente bastante incierto que me rodea, y la disminución de la sensación de desbordamiento, no duren mucho simplemente porque hayan sido una ilusión pasajera debida a que casualmente en esta semana y media todas las tareas que tengo podían ser hechas por mí 😉

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