Como ayer fue un día de trabajo la mar de germánico (como me dijo una vez un compañero mío del curro para meterse conmigo), y disciplinado, no hay mucho interesante que contar, así que remitámosnos a un mes antes.
A comienzos de agosto estuvimos unos días en Madrid. Luego constatamos que fueron los únicos días en que en el interior de España se podía sobrevivir al calor (incluso nos llovió)… Vimos muchas cositas, como por ejemplo:

También pudimos constatar fehacientemente que desde la Villa hasta el monasterio de El Escorial hay exactamente 6 leguas y media más 1191 varas, que son como 37 Km y cuarto:

Y una vez en el monasterio, constatamos asimismo cómo estaba prohibido entrar con mochila (aunque sí se podía con bolsos del tamaño de dos mochilas) y hacer fotos sin flash (todo el mundo sabe el daño que hacen los fotones que entran en la cámara…), e incluso hacer fotos sin flash desde el interior hacia los patios exteriores (seguramente una flor se marchita cada vez que a algún insensato se le ocurre tal maldad). Pero El Escorial es precioso:

Me impresionaron muchas cosas, pero hondamente los panteones, especialmente uno que no recuerdo a quien contenía pero que, friki que soy, no pude evitar asociar a un tanque de los Navegantes de la Cofradía del Dune de David Lynch. :-O
En fin, muy muy aprovechable la visita, y especialmente recomendada para los estudiantes de arquitectura, por el museo que han montado en los sótanos (y para los fans de las maquetas, como el menda 🙂 ).
Luego nos intentaron intoxicar en un bar cercano haciendo pasar por comida lo que no eran más que unos cuantos grumos orgánicos, y a la bajada a la estación de tren me pinché una aguja de pino en la base del dedo gordo del pie, lo cual hace mucha sangre pero no duele tanto como parece. Creo que fueron las únicas dos murphyadas que me pasaron (bueno, y un intento abortado de robo, hurto o pillaje -no me sé la categoría penal- en calle Preciados); el resto del viaje fue estupendo 🙂
Finalmente, constatamos también que (copio de Microsiervos) los programadores del cine Palacio de la Prensa necesitan más optimismo aún que yo al regresar al trabajo. Tomo prestada la foto para el blog porque estuvimos justo delante y damos fe de que lo tenían puesto tal cual, pero nos dio corte sacar la cámara para parecer guiris:

Ah, ya que lo he puesto en el título: no veáis la bazofia de La Conjura de El Escorial. A menos que queráis analizar cómo se puede superar la fallida Alatriste añadiendo a un guión demencial unos actores -los españoles- absolutamente deleznables. Eso sí: la fotografía, muy bonita.





