…volvemos al paréntesis de once meses de vida semi-esclava 🙂
Este otoño nos mira con cara de incertidumbre: los virus nos recuerdan que la vida se basa en la supervivencia del más apto… o de aquel a quien sonrÃan las probabilidades; la ineptitud del gobierno en tantos y tantos ámbitos no es probable, sino cierta, pero causa situaciones impredecibles (por cierto, estoy a favor de la congelación de salarios de los funcionarios, pero deberÃa haberse hecho antes, y también deberÃa haberse gastado el superávit -sÃ, una vez tuvimos de eso- con acierto antes de llegar a la que han liado); la oposición de pacotilla que tenemos se acerca más y más a una emisión de Sálvame, un dÃa de éstos los vamos a ver reclutando a Jorgeja entre sus filas para animar el cotarro; ¡comienza Bolonia en la Universidad!… no para todos, pero para muchos, con el jaleo burocrático y de información que nos va a llover y sin saber -muchos creemos que no- si va a servir realmente para mejorar lo que hay; el paro va a pegar el batacazo -sÃ, más- precisamente este otoño: adornadas con brotes de soja o de lentejas la recesión y la deflación nos van a hacer la gracieta en este paÃs que después de 34 años sigue sin saber cómo ganar dinero fuera del turismo y el ladrillo; la lumbalgia de hace mes y medio se resiste a irse a la espalda de otro…
En fin. Como muchos profesores, yo me hago los buenos propósitos del año a finales de Agosto, porque para nosotros empieza el curso profesional ahora, y entre estos deseos está esta vez el buscar el lado optimista de las cosas.
Asà que, por ejemplo, y dado que yo trabajo con probabilidades para representar la incertidumbre, puedo afirmar sin temor a equivocarme que alguien no cogerá la gripe A, que alguna medida del gobierno acertará por poco, que algún polÃtico de la oposición -aunque sea un militante de base- tendrá alguna buena idea, que este año habrá alguien a quien no tendré que explicar cómo hacer una regla de tres, que la recesión y la deflación no durarán para siempre, y que en un instante dado del tiempo podré sentarme recto sin tomarme una pastilla.
La vida puede ser maravillosa 🙂
Y para que conste mi ánimo conciliador con las dificultades, qué mejor que animarse pensando que hasta Bayes (que no tiene relación con el de la aspirina) no podrÃa negar nunca que hoy, aún sin saber lo que me espera tras la mesa del despacho, puede ser un dÃa bonito: