Así que sólo cuento la buena 🙂
Es la primera vez en todos mis años de docencia que a mis alumnos, espontáneamente (y si no fue espontáneo lo disimularon muy bien ;P), les dio por invitarme a acompañarles a tomar algo a la cafetería.
Me gustó mucho estar un ratillo con ellos (tenía tutoría después y no podía quedarme) escuchándoles cómo les iba en lo laboral y lo estudiantil, y cómo la mayoría están ya a un paso de saltar de lo segundo a lo primero. Espero que tengan la mejor de las suertes.





