Leyendo el otro día Las Leyes del Caos, del Premio Nobel Ilya Prigogine, me llamó la atención enterarme de que hay una línea de investigación en física orientada a generalizar las leyes conocidas, que son mayoritariamente deterministas, para sustituirlas por leyes basadas en la teoría de la probabilidad que sean capaces de modelar la incertidumbre del mundo real desde el principio. Es decir, sustituir las trayectorias en el espacio de estados de los sistemas físicos por puntos en sus espacios de probabilidad (el autor hace la hipótesis de que ambos paradigmas son excluyentes).
Me sorprendió esta idea porque es exactamente la misma que provocó una “revolución” en la robótica de los 90 (y que todavía colea), cuando los algoritmos, técnicas y aproximaciones deterministas fueron poco a poco permeándose de una nueva forma de enfocar la investigación consistente en no sólo dejar de ignorar la incertidumbre (ruido) del mundo, sino en tratarla como algo esencial en la formulación de los problemas, normalmente usando la teoría de la probabilidad y más concretamente implementaciones computacionalmente eficientes de la inferencia bayesiana. Todo desde un punto de vista más “ingenieril” pero sin duda análogo al de estos físicos teóricos.
(En otro orden de cosas, el libro se hace un tanto duro por el intento de condensar en tan poco espacio algunos conceptos realmente complicados)





