La jornada de reflexión no debería ser antes, que lo único bueno que tiene es que se aligera un poco el ambiente de tanta consigna y cansinismo electoral en los medios, sino después, cuando nos damos cuenta de en qué se ha traducido todo el humo que flotaba en el ambiente.
Algunas cosas para reflexionar:
- En la jornada electoral, los medios de comunicación perseguían a los candidatos conforme iban a depositar el voto, convirtiéndolos en protagonistas. Sí, en ese día que nos dejan de vez en cuando a nosotros para ser protagonistas (teóricamente).
- La mayoría de la gente sigue votando a partidos llenos de imputados en sus listas.
- La casta no pierde: se turna (los turnamos). La dos o tres empresas políticas mayoritarias siguen obteniendo sus ingresos fundamentalmente de la misma manera que antes. (El mínimo suelo electoral les garantiza bastante pasta).
- El ministro de Interior recitando el número de votos junto al arbitrario número de escaños en que se convertía (alucinante lo que le hacen a IU) fue casi de película de Tim Burton.
- Los efectos del 15-M, como era de esperar, han sido bastante tenues. Se observa más participación y algo de subida en algunos partidos pequeños (muy pocos: la mayoría de los pequeños no tiene opción a nada con el sistema actual y por tanto son votos que se absorben por el resto). En cualquier caso son efectos que también podrían haber ocurrido sin el 15-M.
- Lo conseguido por los partidos grandes apenas se ha visto afectado.
- El discurso post-electoral de los partidos sigue siendo tan de niño chico como el pre-electoral.
Resumiendo: poca cosa nueva, lamentablemente.





