Una vez tuve una discusión durante la preparación de un paper sobre navegación de robots: uno de los argumentos que sustentaba el trabajo presentado era que permitía al robot tener más información sobre lo que iba a encontrar luego, y, por tanto, le hacía decidir mejor; mi opinión era (es) que tener más información no tiene por qué hacer que uno decida mejor (aunque es prerrequisito), especialmente si no se ofrece un procedimiento para usarla bien.
Esto mismo nos pasa continuamente: el manido ejemplo de la sobrecarga de información en Internet, pero también multitud de ocasiones en las que tenemos que tomar decisiones y no tenemos ni la más remota idea de cuál será más conveniente por mucha información de que dispongamos, simplemente por el pequeño detalle de que el futuro (todavía) es impredecible. Si esto se repite a menudo, nos abrumamos, nos cansamos y nos bloqueamos. En realidad no deberíamos sufrir con ello, porque toda toma de decisiones lleva aparejada su correspondiente incertidumbre, pero cuando estás agotado y ves que en tu entorno casi todo sucede arbitrariamente durante demasiado tiempo seguido lo único que deseas es que tus jornadas se reduzcan a sota, caballo y rey.
No se me olvida que siempre puedes recurrir a la intuición y pensar menos racionalmente; herramienta poderosa, que, sin embargo, también requiere de una mente descansada y dispuesta a hacerse una con el entorno de sutiles maneras, con lo que volvemos al mismo punto.

Una de las múltiples decisiones que he tomado en estos últimos días de semi-asueto es la de respirar un poco con el blog. Nada radical (entre otras cosas no sé claramente qué cambio radical imprimirle). Pero no me gusta lo que se mantiene uniforme a la larga. Así que de vez en cuando voy a dejarme tiempo para tomar aire, oxigenar las neuronas, y ver cómo cambiar de temática, especialmente en las ocasiones en que no tenga más remedio por mis jornadas laborales basadas en seguir secuencias de cambio de chip sistemáticas, que suelen anular bastante la iniciativa.
Puede que en la frecuencia de publicación se note mucho, poco, nada o del todo. Como siempre he dicho por aquí: no es que no tenga ni idea de lo que voy a poner a continuación, es que no pienso tenerla.
Y aquello por lo que creíste haber venido
es tan sólo una concha, una cáscara sin sentido
cuyo propósito nada más se revela cuando está realizado,
si se realiza. O no tenías propósito
o el propósito está más allá del final que imaginabas,
y se altera al cumplirse.Little Gidding (T.S.Eliot)





