Una idea de reestructuración editorial

Lo pongo en cuatro premisas y una conclusión, para ir al grano:

Premisa 1: La industria editorial tradicional se está yendo al garete: ya no renta invertir lo que se invierte en producir un libro en papel, promocionarlo y distribuirlo para terminar recogiendo lo que se recoge (salvo excepciones). El negocio debe redimensionarse sí o sí, a menos.

Premisa 2: La industria de la autoedición (entendida como que el autor paga para que le editen en papel su libro, no como el fraude de que con el supuesto objetivo de además distribuirlo y promocionarlo el autor termina pagando sólo por editarlo), la autoedición, digo, quizás podría sobrevivir, ya que obtiene sus beneficios del autoeditado y en base a éstos es como se ha tenido que dimensionar hasta ahora. La barrera de la difícil promoción a gran escala de autores desconocidos, algo inalcanzable por esos mismos autores, puede mantener a salvo -aunque muy pequeño- ese negocio.

Premisa 3: Los agentes editoriales promocionan un libro normalmente entre editoriales y no se ocupan apenas de la promoción entre el público.

Premisa 4: Internet, que es el invento que ha cambiado rápidamente las reglas del juego y al que irremediablemente hay que adaptarse, abarata infinitamente los costes de edición y distribución, pero no soluciona el problema antes mencionado de cualquier autor desconocido: la promoción. Puedes autoeditarte lo que te dé la gana en Internet, pero como no te llames Pérez-Reverte no encontrará tu libro -y, de hecho, no le interesará encontrarlo- ni al tato.

Conclusión: ¿Qué tal una editorial que haga primordialmente labores de promoción tradicional de sus autores previo pago de los mismos, pero no de distribución de las obras, que éstos podrían hacer gratis por sus propios medios -de la edición podría ocuparse opcionalmente la editorial si el autor lo deseara-, y que probablemente obtuviera beneficio también de publicidad inserta en el proceso de promoción? Ahora mismo, la autoedición no tiene ese objetivo, los agentes no suelen promocionar fuera del circuito editorial tradicional, los autores tienen una necesidad que cubrir -que el público encuentre sus obras, no el editar en sí mismo-, y de todas formas las editoriales tienen que redimensionar sus negocios a menos.

Quien dice editorial dice agentes, distribuidoras (incluso autores ya famosos), en fin, cualquier ente independiente que le dé por llevar a cabo esta idea.

Como hoy no estoy muy fino y tampoco es que sea un gran experto en el mundo editorial, es posible que se me haya pasado por alto algún detalle no tan detalle (probablemente que esto ya se haya hecho), pero ahí queda la idea.

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