Realmente, si la ministra de ciencia e innovación piensa que lo que le dicen los ciudadanos no es verdad, que cualquier cosa que éstos vean que está mal en realidad está bien, que somos un país verdaderamente puntero y competitivo (!) en los asuntos de su ministerio… es obvio por qué nos mantenemos como estamos: para qué va a cambiar lo que está genial.





