Hace unos días se publicó la noticia de que se ha sintetizado por primera vez un organismo celular autorreplicante -usando el “cuerpo” y parte del ADN de una bacteria-. El avance, desde el punto de vista científico, es tan impresionante como la primera clonación. A mucha gente le entra miedo, por tanto, sobre todo -dejando aparte a las instituciones religiosas, que tienen miedo de todo lo que ponga en peligro sus dogmas- por la lógica posibilidad de crear seres que no se sepa qué efectos pueden tener una vez inmersos en la biosfera terrestre, ya que estamos muy lejos de comprender las interrelaciones entre todos los componentes de la misma, por no hablar de los dilemas éticos y morales, también lógicos, que surgen cuando uno piensa qué estatus podrían tener esos seres dentro de la consideración que le damos a las distintas especies.
Yo digo que me da igual. Francamente, si surgen problemas no será (nunca fue) en los inventos ni en los descubrimientos ni en la ciencia ni en la técnica… ni en otra cosa que no seamos nosotros mismos. Si no la cagamos porque algún irresponsable cree una especie nueva que ponga patas arriba nuestros ecosistemas, será por ser tan irresponsables de permitir que algún inepto obtenga demasiado poder.
Contra nuestra propia imbecilidad, las prohibiciones, las normas, los dogmas, las leyes… son como soplar en un incendio…





