Malditos Bastardos (Inglorious Basterds) es una película en la que Tarantino vuelve a tratar de retomar algo distinto de la violencia/cómic/frikadas varias, lo cual se le agradece porque es un director -sobre todo guionista- con talento que debería trabajar más que esas facetas, o conseguir algo más decente en ellas que los Kill Bills…
El caso es que en esta película no consigue alcanzar el nivel de guión de Pulp Fiction, ni el de película completa de Jackie Brown (que a mí en particular es la que más me gusta de las suyas), pero sí domina sus excentricidades lo suficiente para que se mezclen bien con una historia que hasta parece realista y todo. Lo sea o no, el resultado es notable, el guión más que interesante -los diálogos ya no son lo que este hombre era capaz de hacer-, los guiños visuales entran bien, y el papelón que hace Christoph Waltz es impresionante (Brad Pitt no está mal, pero a fin de cuentas vuelve a lo mismo que viene repitiendo desde hace mucho).
Merece bastante la pena, a pesar de sus claroscuros.






