Tanta lluvia, para un espíritu mucho más mediterráneo que atlántico, pacífico o índico, realmente cansa, deprime y pone de mala leche.
Aquí puede observarse una instantánea de Enero, seguida de una de Marzo, por estas tierras (¿o debería decir barros?), y puedo asegurar que no ha habido grandes cambios en medio:


Para cuando se consiga implementar lo que la ciencia-ficción ya proponía en los años 50 del pasado siglo, es decir, el control climático, yo quiero contribuir con una modesta idea: que llueva todas las noches del año (que de todas formas es cuando bajan las temperaturas, facilitando el asunto) y que haga sol todos los días del año. Seguro que proporcionaría bienestar y contento tanto a los que desean o necesitan mucha humedad como a los que si no brilla el sol nos ponemos tristes.





