Ágora es una película atípica de Alejandro Amenábar. No busca sorprender al espectador con giros de la trama, ni trata de ser innovadora. De hecho sigue un esquema bastante clásico de las películas, valga la redundancia, de historia clásica. Las actuaciones están bastante bien (no sobresalientes) y el ritmo, aunque lento en ocasiones, es lo que la historia pide.

Hay dos puntos a destacar sobre lo que sin ellos sería una película más que trata de aprovechar la mitología e historia antiguas para hacer ventas.
En primer lugar, los preciosos cambios de cámara que estiran el plano panorámico hasta el espacio (literalmente) y que consiguen darle un toque de nimiedad a todas las guerras y estupideces humanas, mostrando al mismo tiempo el sentido de maravilla por la inmensidad del cosmos, lo que encaja perfectamente con los sentimientos de la protagonista (esto sí es innovador, cinematográficamente hablando)
En segundo lugar, lamentablemente, es de destacar la exposición demasiado simétrica, casi perfecta, de las miserias religiosas (todas muestran sus aspectos negativos exclusivamente, lógicos en la época, pero no hay ningún producto humano que sea sólo negativo), y en especial su maldad cuando son comparadas con la bondadosa ciencia (mismo razonamiento). No digo que obviamente destruir la Biblioteca de Alejandría fuera una salvajada que retrasara nuestros conocimientos en varios siglos. Pero creo que podría haberse narrado de manera más realista y con matices el asunto. Casi se ignoran otras influencias de poder en el suceso.
La película muestra a la ciencia como la panacea de la bondad y pacifismo humanos (o sea: la religión perfecta a fin de cuentas), lo cual, ni es cierto (ni nunca lo fue) ni tiene sentido: la ciencia simplemente -y eso sí lo dicen bien en la peli- se lo cuestiona todo, al contrario que las religiones. Pero la ciencia está llevada por humanos, al igual que las religiones. Hoy en día, por ejemplo, la ciencia se cuestiona mayormente todo lo que está de moda cuestionarse y dé dinero para un proyecto de investigación, e ignora bastante cualquier resultado que no entre en los “temas de moda”.
En resumen: demasiado “limpias” las motivaciones que van conduciendo la trama. Demasiado claras para ser una recreación histórica.
En fin, disquisiciones aparte, en general es una película más que aceptable pero que queda por debajo de lo que ya ha demostrado ser capaz de dar Amenábar.





