Debe de ser una puñeta que los que se dedican a investigar en nuevos placeres alimentarios se sepan no sólo limitados por el hecho de que para gustos, colores (lo cual les lleva a crear cosas de las que sólo pueden garantizar que a ellos les gustan), sino que, asimismo, por más malabares que hagan, nunca podrán superar a la tortilla de patatas.





