Una recreación redonda de cómo una persona normal, de hecho buena (como el título de la película indica), débil de carácter en algunas circunstancias (como todos nosotros) puede acabar formando parte de aquello que desprecia, e incluso jugar un papel principal en ello.

Magistral la interpretación de Viggo Mortensen. No digo que se merecería un premio importante porque no creo en los premios, pero si creyera en ellos, lo diría sin dudarlo; lo que es cierto es lo que dice en el cartel: es la mejor interpretacion de V.M. hasta la fecha.
Y magistral igualmente el guión, que explica perfectamente cómo esa persona ha llegado a ser como es y por qué mecanismos la sociedad que le rodea le obliga en pequeños pasos, como suceden casi todos los grandes cambios, a convertirse al nuevo pensamiento único que empieza a emerger en la Alemania nazi. Salvando las distancias (si es que queda alguna hoy), da miedo ver realmente qué fácil es crear pensamientos únicos: basta con no tolerar que se expresen en igualdad de condiciones (insultando, descalificando, ninguneando, …) aquéllos que no nos gustan, algo que cada vez leo y oigo más frecuentemente en personas normales de todos los colores (políticos y de los demás), y que me da escalofríos. Porque una vez que dejemos que alguno de los pensamientos únicos que pugnan por establecerse entre nosotros lo haga, por mor de la realimentación positiva, qué fácil será que grandes cantidades de personas aparentemente normales e incluso con estudios puedan ser manipuladas porque puedan tener tanto miedo (qué cobardes somos) que terminen convirtiéndose sin reparos en engranajes de un régimen totalitario…
Y nadie se está preocupando de vacunarnos contra los pensamientos únicos, porque la única vacuna es la educación, y está hecha unos zorros.
Volviendo a la película, la única pega que le veo es el final: no es que esté mal (será cuestión de gustos míos), pero es tan abierto que prácticamente deja la historia sin acabar, aunque ya se haya dicho tanto en ella…





