Del fanatismo y los intereses creados

Este pasado domingo venía seleccionada una carta de los lectores en el suplemento XL Semanal. Coincido tanto y en tantas cosas con su primera parte, y me parece tan interesante y bien escrita, que me voy a permitir copiar un poco más abajo esa parte para quien no haya podido leerla.

Pero antes también quiero aprovechar para destacar la torpe reflexión de Carmen Posadas en el mismo suplemento sobre la “piratería” de libros. En su artículo comienza aceptando que los tiempos están cambiando gracias a -o a pesar de, habría que deducir del tono en que está escrito- las nuevas tecnologías, pero no parece que ese primer acierto deductivo le ayude a esta señora a comprender que cuando los tiempos cambian quizás sean los negocios, por propia definición, los que primero hayan de cambiar, en lugar de tratar de cambiar a sus clientes maltratándolos en tantas ocasiones para seguir ganando dinero exactamente de la misma forma que se hacía antes. Mal negociante es quien no es capaz de seguir e incluso adelantarse a los tiempos, ¿no cree? Peor, diría yo, el que no cuida a su clientela.

Paso a cosas más importantes, como la carta que mencionaba antes. Las negritas son mías.

Un fanático es alguien que manifiesta su adhesión a una causa de un modo desmedido y apasionado, cayendo en la exaltación y volviéndose intolerante en grado sumo hacia formas de pensar o de sentir que no coinciden con la propia. Bien por necesidad, por desesperación o por estupidez, el fanático se ve abocado a la fe en algo que, inevitablemente, acaba resultando bastante pernicioso para sí mismo y, con cierta frecuencia, para quienes lo rodean. La historia de nuestro país constituye un triste testimonio de la propensión del carácter español, impetuoso y excitable, a degenerar en fanatismo […]

Miguel L. Martín Jorge (Málaga)
El texto completo al que corresponde esta cita
puede consultarse íntegramente en la revista
XL Semanal del día 08/11/09


(Nota: La copia de este fragmento está hecha, evidentemente, sin ánimo de lucro, pero cabe la posibilidad de que el autor opine como Carmen Posadas y no vea bien que dé visibilidad a su carta aquí, lo cual, en mi opinión, sólo podría redundar en su beneficio personal en caso de tener este blog más de sus dos visitantes diarios habituales. Si ése es el caso, no tiene más que avisarme por la dirección de correo electrónico que aparece en la sección “acerca de” de este blog y cortaré de raíz inmediatamente tal publicidad gratuita de su texto. De hecho, el único motivo por el que no le he pedido permiso previamente es porque no había forma de contacto personal alguna indicada en la citada revista)

Facebooktwitterredditlinkedintumblrmail