Hay que combatir el cambio climático

Y qué mejor forma que evitando el calor que éste ha provocado en verano en Málaga con unos autobuses públicos que te dejan la piel de pollo:

Sí, se ve mal (mi móvil, que tiene una magnífica agenda y una paupérrima cámara), pero ahí pone exactamente 21 grados centígrados. Teniendo en cuenta los 30 y tantos que había en la calle (este año ha habido más bien enfriamiento climático por aquí), supone que aparece un gradiente de más de 10 grados de diferencia entre que pones una pierna en la calle y otra en la plataforma. Diez grados que te pegan justo donde más duele: entre las dos.

Hale, a gastarse el año que viene más dinero en publicidad estatal sobre lo superfluo y perjudicial de tener el aire acondicionado a menos de 24 grados.

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