La ingeniería informática: ahora no se quejen

A estas alturas, cuando la ingeniería informática lleva casi 20 años (con distintos gobiernos) siendo ignorada, humillada, tratada como si fueran unos estudios que cualquiera, sin hacerlos, pudiera dominar con un cursillo de Office; ahora, cuando realmente las necesidades informáticas de la sociedad son tan complejas que es más que evidente que se necesita una ingeniería que las sepa resolver apropiadamente -cualquiera hace un programa, pero no cualquiera lo hace bien, mantenible, extensible, etc… La ingeniería informática no es programar, además-; ahora, insisto, resulta que algunos, que ni siquiera son ingenieros en informática, se dan cuenta de que los que estudiamos esa ingeniería hemos estado desamparados por instituciones públicas, por gobiernos y por la propia sociedad, a quienes sólo parecía interesarles tener alumnos en la Uni, creyéndonos -porque no se nos informaba de- que se iba a tratar a la gente que tuviera esos conocimientos como se trata a cualquier otro ingeniero, es decir, que íbamos a servir para algo más que si no hubiéramos hecho el esfuerzo de tener esos estudios.

Ahora que muchas empresas tienen una forma de funcionar del siglo pasado (o del otro), que las poderosas se empeñan en mantener modelos de negocio inservibles bajo las nuevas tecnologías -música, cine, etc.-, ahora, se percatan de que muchos de nosotros acabamos desilusionados hace quince años ya porque pudiendo aplicar nuestros conocimientos de una forma que hubiera cambiado radicalmente el funcionamiento de muchas empresas no se nos dejó porque sus jefes no entendían los problemas que les explicábamos, porque “todo el mundo sabía de informática” y, en el fondo, porque no se comprendía que los problemas informáticos tienen en su mayoría la complejidad de cualquier otro problema de ingeniería y un ingeniero químico como que no es el más apropiado para resolverlos -igual que nadie imagina que un ingeniero en informática se ponga con la probeta-.

Ahora, cuando los “fallos informáticos”, en su mayoría producidos por la no aplicación de la ingeniería del software a los problemas a resolver surgen un día sí y otro también, y nadie se hace responsable de ellos puesto que no hay nada regulado, en vez de regular al menos las áreas más críticas de la profesión -ni siquiera reconocen legalmente que exista la profesión-, como la protección de datos o la administración de sistemas, regulan a los artistas falleros.

Ahora, cuando está claro que el agrupamiento y aplicación de todos los conocimientos prácticos y teóricos provenientes de la ciencia (=ingeniería) para el tratamiento automático de la información (=informática) son la llave que pueden llevar a un país no sólo a salir antes de la crisis, sino a subir a un primer plano en la escena económica mundial, es cuando algunos empiezan a ver que quizás no estuvo del todo bien tratar estos estudios como de segunda fila. Y encima lo dice gente que ni siquiera tiene nuestros estudios.

Pero no os lo perdáis: a este gobierno, que en su primera legislatura se comprometió a tratar a todas las ingenierías por igual (des-regularlas a todas o lo contrario hubiera sido, al menos, justo), que tenía de hecho una propuesta de regulación educativa sobre la mesa para nuestra ingeniería elaborada por todos los directores de Escuela, no se le ocurrió otra brillantez que de repente, en su segunda legislatura, hacer oficial nuestra situación discriminatoria, mantener reguladas a todas las ingenierías menos la nuestra, y aún hoy, después de que -Internet es muy grande- muchos sepan lo mal que todo esto está, y de que haya habido grandes manifestaciones por todo el país, todo lo que tiene que ofrecernos es una pseudo-regulación educativa que no es tal pues no es de obligado cumplimiento -eso si sale algún día de éstos en BOE-, y, eso sí, mucha sensibilidad hacia el colectivo y muchas promesas que curiosamente desaparecen en humo desde hace meses (¿cuánto se tardaría en sacar una ley que nos regulara igual que a los demás, teniendo en cuenta lo que les ha costado hacerlo para los artistas falleros?).

Y todavía habrá gente que se sorprenda de que estemos descontentos con muchos, muchos, muchos, que eran y son responsables de nuestra formación y de nuestra profesión y de nuestra legislación, y decidieron que no éramos importantes para el futuro del país.

Muy bien. Pues aquí seguimos. Somos tan idiotas y en nuestros estudios hemos sido educados con tal falta de autoestima ingenieril que ni siquiera tenemos la capacidad ni las ganas de formar un lobby de presión que asuste a un Ministerio. Total, si deberíamos encima estar contentos porque trabajo tenemos -eso es cierto-, aunque no sean necesarios estos años de estudio para hacer esas labores, aunque se nos pague como si no tuviéramos esos conocimientos, y aunque el nivel de puesto en el que entremos laboralmente sea el mismo con el que salgamos poco antes de la jubilación.

Así que el futuro tecnológico del país está totalmente en sus manos. Ustedes sabrán (pero si no hacen nada no se asusten de que no se matriculen alumnos en nuestra ingeniería ni lo achaquen a otra cosa que no sea su paciente labor de ninguneo y negligencia llevada a cabo durante décadas).

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