Al próximo cargo público (especialmente si está relacionado con la Universidad) que diga sin despeinarse que es posible y hasta exigible que un profesor universitario compagine sus labores docentes con la investigación científica -ambas de excelencia, transversales y dinamizadoras, faltaría más-, juro que lo mataré, luego lo torturaré, luego lo clonaré, y luego repetiré el mismo proceso insertando sus clones en un bucle for (unsigned f=1; f>=0; f--)
. Y nótese cómo excluyo del algoritmo vengativo a las agradabilísimas, satisfactorias y estimulantes labores de gestión que salpican nuestro día a día.





