Es paradójico lo que ha influido la tele en las últimas generaciones… y lo poco que nos importa realmente todo lo que cuenta (siendo real y a veces catastrófico). Y lo menos que nos importa a cada día que pasa.
Si lo segundo ha sido efecto precisamente de la saturación de tele (que es lo más probable), el dichoso aparatito nos ha convertido en unos semi-psicópatas de tomo y lomo…





