Con tanta insistencia en el proceso de reforma educativa de Bolonia por parte de las instituciones políticas, no viene mal escuchar de vez en cuando voces discordantes.
Se ha publicado recientemente en El País un artículo de Andrés Recalde Castells, catedrático de Derecho Tributario y Financiero de la Universidad Jaume I de Castellón, en el que señala algunas de las ideas inciertas que se dan a entender, e incluso se afirman, sin nada que las sustente, desde los promotores nacionales de la idea. El artículo se puede leer aquí. Está escrito desde el punto de vista de las titulaciones de derecho, pero en realidad es equivalente para todas las demás. Las ideas fundamentales que expone son:
- No existe ningún acuerdo internacional -europeo- que obligue a adaptar el sistema educativo de ningún país a Bolonia. Sólo recomendaciones que de hecho no se están aplicando con el ímpetu que se observa en España en muchos de los países más importantes de la Unión.
- No se garantiza la movilidad de los estudiantes europeos, como se dice una y otra vez que es la idea fundamental del proceso. De hecho, ¿cómo se pretende lograr tal cosa si una de las medidas nucleares consiste en dejar que cada Universidad proponga sus propios títulos?
- Se usa Bolonia para desprestigiar a los que no están de acuerdo con ello. Ni las “nuevas formas educativas” supuestamente recomendadas por Bolonia han tenido ningún resultado positivo hasta ahora (cuando se han aplicado a las enseñanzas primaria y media) ni las anteriores a ellas han demostrado un fracaso como se trata de exponer. La prueba está en la mejor preparación académica de las generaciones previas respecto a las actuales, demostrada últimamente por estudios internacionales de prestigio.
- La mercantilización de la Universidad será un hecho: no sólo porque se trata de favorecer desde el mismo diseño de los planes de estudio la parte de conocimientos y competencias aplicables al mercado laboral, sino por la necesidad obvia de que los alumnos paguen más dinero, en forma de máster, para obtener la misma formación -si es que se llegara al mismo nivel- que se obtiene ahora con una carrera superior.
Además, se está comentando que con los planes piloto de transición a Bolonia que se implantaron estos últimos años en algunas Universidades se consiguieron mejores resultados académicos. Esto es peligroso, porque si por mejores resultados académicos se entienden mejores notas, diré que para eso no hace falta Bolonia; poner a los alumnos mejores notas es lo más fácil del mundo: sólo hace falta bajar el nivel de exigencia.
Merece la pena reflexionar sobre todo esto, y quizás asustarse también, dado que este curso próximo ya empezará a haber bastantes titulaciones con el nuevo sistema…





