Oh, está lleno de estrellas…

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Pues sí, así me siento ahora que dispongo de cinco minutos para tomarme una sopita caliente (de material deshidratado, como los astronautas) y mirar otra cosa que no sea el ordenador, después de ver cómo una nueva avalancha de trabajo se cierne sobre mis carnes esta semana.

No es que pueda inventarme muchas cosas para el blog en esas condiciones…

A ver, retornando a su funcionalidad básica y originaria de bitácora, hoy he vuelto a constatar que el sistema de información científica en el que registramos nuestra producción ídem es una $*!&$!, que llevo cuatro meses sin poder dedicarme a la investigación como quisiera (cuándo se va a enterar alguien ahí arriba que para eso hace falta dedicación completa; que dedicarle ratitos es una patraña), que incluso con dolor de cabeza se puede dar clase, y que odio el viento. ¿He dicho ya que odio el viento? Odio el viento.

Así que etiqueto este post como Irritaciones, por motivos obvios (va ganando en la guerra de categorías).

¡Ah, una cosa buena! Estoy (en los ratos libres de por la noche, já) haciendo la primera revisión de la novela que escribí este verano, la precuela de Umma. Y por ahora me parece que tiene hasta su puntillo y todo… Eso es más que un logro en mí 🙂

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