La insoportable finitud del tiempo

Dependiendo de en qué objetivo emplee su tiempo (finito) una persona, podríamos clasificar a la gente en dos grupos: a) los que lo usan para hacer cosas; b) los que lo usan para decir, promocionar, o publicitar que hacen cosas. También, por completitud, podríamos incluir grados de gris entre ambos extremos. La mayoría de nosotros estamos en esos grados de gris, algunos más cerca de a), otros de b).

Esto no debería dar lugar a ningún problema; sin embargo…

Resulta que nuestra sociedad moderna, masificada, globalizada e hipercomunicada, en múltiples ámbitos (por no decir todos) está muy pensada para que tenga éxito la gente de tipo b), y menos o nada para que lo tenga la gente de tipo a). Así es, por poner, que el que menos investiga es posiblemente el único con capacidad de contactos para publicar un grueso manual del estado del arte de alguna rama de la investigación científica, con el que sacará sus jugosos beneficios (no sólo monetarios), mientras que el que investiga estará echando horas para que una triste beca, hipotéticamente, se convierta en algo más sólido. También es por eso, otro poner, que aquel conocido escritor vende millones de ejemplares de su libro, que no tiene más cualidades literarias que la mayoría de los otros, e incluso tiene menos: porque ha dedicado su tiempo (o el editor el suyo) a tener los contactos suficientes para publicitarse, lo cual no tiene nada que ver con escribir.

En general, es por eso por lo que la gente más cualificada técnicamente suele acabar en puestos intermedios laborales, y no arriba del todo: porque arriba del todo no se dedica uno a hacer cosas tan… de campo.

Así es el mundo en que vivimos. Y tampoco es tan malo. Se puede ser feliz dedicándose a lo que a uno le gusta y olvidándose de todo lo demás, ya sea lo que a uno le gusta echar todo el día en operaciones de marketing personal o, por el contrario, encerrarse en un cuarto a programar algo que no va a rentar en el currículum nunca y que te quita multitud de horas para otras cosas que sí aparecerían en el currículum pero que no consideras que sean parte de lo que viniste a hacer aquí.

Así que se acepta cómo son las cosas y en paz.

Lo que no se puede pretender es ser una persona que triunfe en la vida como de tipo a) pero siendo de tipo b), y viceversa. No hay tiempo para hacer ambas cosas. Quien crea que alguien que triunfa socialmente por algún trabajo realizado es realmente por la calidad de ese trabajo, es que anda un pelín despistaíllo… (lo cual no quiere decir que ese trabajo sea necesariamente malo, aclaro).

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