Debilidades del 15M

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En estas últimas semanas he estado rumiando un montón de dudas sobre cómo está evolucionando la cosa desde el 15M, muchas más de las que presento aquí abajo. No parezco ser el único, porque ya he visto otros comentarios al respecto, más o menos tímidos, por ahí. Sí, aun con lo que todo lo que está pasando me indigna, que es mucho, tengo dudas. Dicen que eso es lo sano y lo que te salva de la manipulación ajena. Seguro que no de los dolores de cabeza.

Aquí van:

  1. Estoy de acuerdo con que algunos altos ejecutivos de bancos y agencias de rating y otras derivadas de la industria de la estafa moderna paguen no sólo hasta el último céntimo de lo que han ganado especulando y arruinando a estados y personas con mentiras e irresponsabilidades, sino hasta el último de lo que una ley justa debería exigirles -que debería ser mucho más que eso, para cubrir completamente los perjuicios causados-, pero no estoy de acuerdo en echar la culpa de la crisis actual a esa entelequia llamada “mercados” -¿dónde dejan la irresponsabilidad de los políticos que se endeudaron en ellos consciente y voluntariamente, los mismos que ahora abominan de “los mercados”?-, ni en echar pestes del capitalismo -enséñenme un sistema que haya funcionado mejor hasta la fecha, o uno del que ustedes mismos no se estén beneficiando-, ni en criminalizar a los empresarios en general, como también se ha leído por ahí bastante a menudo: son tan necesarios para que usted y yo ganemos un sueldo como los empleados somos necesarios.
  2. Estoy de acuerdo y he manifestado en este blog desde ni se sabe que la casta política es eso, una casta en un sentido feudal, que se aprovecha de su poder con el único objetivo de perpetuarse y conseguir más poder -aunque hay quienes tienen la sartén por el mango más allá de los políticos, porque, como la energía, ningún poder se puede obtener a cambio de nada-, y que debería ser purgada, hecha responsable de mil tropelías de las que es responsable, y abierta en canal de arriba abajo para regenerarla, pero respeto la idea democrática lo suficiente como para darme cuenta de que si, tras las manifestaciones del 15M, la abstención siguió por las nubes y los resultados prácticamente ignoraron este movimiento -recuerden que todos somos perfectamente libres de votar o no en unas elecciones-, habría que hacer un examen de conciencia y un ejercicio de autocrítica muchísimo más profundo que el “la gente está manipulada por los medios”, a no ser que pensemos, como tantos queridísimos políticos nuestros, que la mayoría de la gente es tonta. Decenas de miles de personas, es más, centenares de miles de personas, como en el 19J -momento en el que, por cierto, se sabía ya bastante mejor qué se reivindicaba-, no son más que una gota de agua en el océano de un país como éste. Veremos las elecciones generales.
  3. Puedo plantearme la dación en pago cuando alguien no pueda pagar su hipoteca, pero creo que hay bastante gente que se metió en esa deuda millonaria -un acto voluntario- sin hacerse responsable y consciente de lo que suponía. Bastaba con extrapolar a un escenario en que subieran los tipos de interés, ni siquiera había que ponerse en el caso del desempleo. En casos que conozco, y por tanto en muchos casos, puesto que es poco probable que yo conozca sólo a los raros, la gente se hipotecaba estando al borde de lo que podía pagar incluso cuando las cosas le iban bien. Prefiero no hablar mucho de aquéllos que decidieron igualmente de manera voluntaria -y alegre- echar por tierra su educación, como si fuera cosa menor, para meterse en ese negocio de gran futuro llamado ladrillo. O de los que se endeudaron en ocho gastos a la vez para devolverlo ni idea de cuándo. Esas personas no son todas las afectadas por la crisis, por supuesto, y está clarísimo que la gente normal no debería pagar por las barrabasadas de los poderosos, pero ellas también forman parte esencial de las causas por las que estamos sufriendo la crisis como la estamos sufriendo; a lo que voy es que a la hora de buscar responsabilidades de cómo están las cosas deberíamos en primer lugar estudiar atentamente nuestro propio ombligo, y luego, si eso, mirar a los malvados agentes externos. Si es que queremos que esto de la indignación lleve a algún puerto que pueda llamarse bueno.
  4. Al hilo de lo anterior: quizás sería bueno examinar muy detenidamente las circunstancias que llevan al embargo del piso de alguien antes de evitar que se lleve a cabo. Si proteges a la gente de las consecuencias de los errores que ellos mismos cometen (y no, no estoy hablando de todo el mundo ni generalizando, insisto), no consigues nada bueno a la larga, como está demostrando el mismo hecho de que los políticos se estén cargando los beneficios conseguidos con sangre y lágrimas desde hace siglos a base de inyectarle fondos a los que causaron esta crisis por sobreendeudamiento e impedir así que sus actos tengan las consecuencias lógicas que deberían tener.
  5. Como ya dije por aquí, estoy de acuerdo en muchos puntos incluidos en el Manifiesto de ideas de Democracia Real Ya -motivo por el que salí a la calle el 15M-, pero me rechina profundamente que se mezclen esas ideas con otras que a priori no tienen nada que ver en las manifestaciones públicas de ese movimiento, las comparta o no (la dicotomía república/monarquía o las llamadas a la “lucha obrera”, por poner dos, y por no hablar de los diversos magufos que se dieron cita en algunas plazas españolas tras los primeros días de la acampada en Sol). A la horizontalidad y el anonimato de los intervinientes no los encuentro excusa suficiente para que eso pase. A esto se le añade el que no creo que todos los que salen a manifestarse sepan realmente por qué se están manifestando -lo he constatado a pie de calle cada vez que he ido a una manifa y he escuchado lo que se hablaba-, lo que me da que pensar sobre si no estamos reorientando las ansias de “ser de” tan arraigadas en las gentes de este país simplemente hacia otra ideología -aún por definir- diferente de la “izquierda” o la “derecha”, pero igualmente decepcionante.
  6. Me parece interesante que la gente más conocida se una al movimiento y ayude a su difusión, puesto que tienen más posibilidades para ello, pero por más que los leo me sigue quedando la duda de hasta dónde está esa intención mezclada con la del autobombo. El grupo Anonymous lo hace mejor en ese aspecto, rechazando a quienes quieren destacarse -según dicen, que yo les creo pero no lo he visto en funcionamiento-. Eso no aparece con la misma intensidad, ni de lejos, en los indignados. (Lástima que Anonymous lo estropee poco después montando vídeoclips sacados de películas malas -el cómic mola mucho más, chavalotes-, que muestran más o menos la madurez de un adolescente; por no hablar de sus raíces anárquicas, un sistema social, por llamarlo algo, de demostrado éxito en la historia de la civilización humana. Especialmente cuando uno quiere prevenir la caída en un nuevo feudalismo post-industrial.)

En fin. ¿Quizás es mal momento para hablar abiertamente de lo que está mal en el movimiento, porque otros puedan aprovecharse, o porque sería mejor guardar en la cabeza y creerse el exitazo del 19J habiéndolo vivido desde dentro de una manifa?

Será que es lunes. O lo mismo es que uno se va haciendo mayor aunque no quiera. Sigue produciéndome ilusión la causa final que se defiende, y estoy más indignado que nunca, pero no entiendo el crecimiento de nada serio sin la autocrítica. Y la estoy echando bastante en falta dentro del mismo movimiento. Hay una confianza exagerada, hasta ciega en ocasiones, en que se posee la verdad moral absoluta con respecto a unos políticos y unos financieros que salieron de la misma sociedad de la que salimos nosotros, y que nos han endeudado de maneras muy parecidas a como muchos de nosotros nos hemos endeudado.

Por supuesto, también puede ser que esté completamente equivocado y lo que enumero más arriba no tenga la más mínima importancia. Blame it then on perfectionism.

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