De las cosas más características de la ingeniería es el simplificar y aproximar las cosas de manera intuitiva, señal inequívoca de que intentar aplicar la ciencia teórica a la vida real requiere “ciertos ajustes”.
Por otra parte, de las cosas más características de las ciencias exactas es la necesidad de encontrar el camino más simple hasta llegar a la demostración de algo, cosa nada fácil y desde luego nada científica, señal inequívoca de que la cantidad de posibilidades que ofrece nuestro universo resulta claramente inmanejable.
Es curioso que ambas formas del conocimiento dejen de funcionar bien si no se emplean sobre la base de la intuición, la creatividad y el arte (para encontrar la manera “más bella”, que curiosamente suele resultar la más sencilla, de hacer las cosas).





