Porque hacer ejercicio es cuestión (al menos en mi caso) de muuuucha fuerza de voluntad. Y si a tener que sacar fuerza de voluntad le tengo que añadir todavía más dificultades, a saber: tener que pagar, tener que ir a algún sitio que te puede venir lejos, tener que hacer ejercicio rodeado de gente sudorosa, tener que soportar música que no soportas, tener que perder tiempo en el trayecto… casi mejor ni me lo planteo (todavía me asombra que se asombren de que la mayoría de la gente sólo dure en el gimnasio unas semanas después de las navidades…).
Así que me quedo sólo con el problema de la fuerza de voluntad, y hago ejercicio en casa tranquilamente.





