He aquí un síntoma claro de las diferencias entre unas culturas y otras. En particular entre las latinas (España) y las anglosajonas (Estados Unidos en este caso).
Estaba yo preparando una clase introductoria de una asignatura de ingeniería, y para el primer tema siempre me gusta buscar definiciones más o menos oficiales de los conceptos básicos, para ver qué hay de verdad en lo que la gente suele entender por ellos y qué diferencias existen (que suelen existir) entre esas interpretaciones y las que la materia científica en sí usa.
Pues bien, la definición del diccionario Merrian-Webster para la palabra “cognition” (=cognición) es:
Cognitive mental processes.
Procesos mentales cognitivos.
Que sólo necesita completarse con la definición de “cognitive” (=cognitivo) para entenderse y delimitarse a la perfección:
of, relating to, being, or involving conscious intellectual activity (as thinking, reasoning or remembering).
dícese de algo que es relativo a, tiene o involucra actividad intelectual consciente (como pensar, razonar o recordar).
No sólo es clara, simple y exacta, sino que además deja fuera del concepto cosas como la imaginación, la creatividad -artística en particular-, la emoción y los sentimientos, que, aunque propios también de la inteligencia humana, no se suelen asociar a los procesos mentales que tengo que explicar yo en esta asignatura.
Bien. Por otra parte, ésta es la definición de “cognición” según el diccionario de la Real Academia Española:
conocimiento (‖ acción y efecto de conocer).
Mmm. Falta todavía para saber de qué estamos hablando, me temo. He aquí las dos primeras entradas para “conocimiento” (de un total de 10 de las que el resto, tras leerlas todas, son descartables para nuestro propósito):
Acción y efecto de conocer. (¿De qué me suena ésta?)
Entendimiento, inteligencia, razón natural.
En fin. La primera se descarta por eliminación trivial de recursión; la segunda nos deja casi igual, a no ser que busquemos “razón“, y, dentro de las ¡11! entradas generales y ¡45! específicas, veamos la correspondiente a “razón natural”:
Potencia discursiva del hombre, desnuda de todo matiz científico que la ilustre.
Francamente, yo aquí ya me paré (lo siguiente sería buscar “discursivo”, y no me atreví por temor a una explosión combinatoria de posibilidades o a nuevas recursiones, o bien tratar de entender cómo puede un ser humano discurrir sin usar matices científicos, lo cual se me escapa…).
Un lenguaje bellísimo, el español, para la creación artística de tantos tipos. Un lenguaje que no se presta precisamente a decir las cosas claras, precisas, exactas con pocas palabras.
Así que ahí queda, por si alguien aún se pregunta por qué el lenguaje de la ciencia es el inglés. Y por muchas otras cosas acerca del carácter español…
¡Feliz Halloween! 😀





