The Emperor’s new clothes

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«El nuevo sistema de enseñanza-aprendizaje está obligando a modernizar el proceso de difusión del conocimiento en la Universidad», comenta la rectora de la Universitat de les Illes Balears, Montserrat Casas. «Los estudiantes -continúa- obtienen mejores resultados, ya que no se trata de acumular muchos conocimientos, sino de tener las habilidades y las competencias para seguir adquiriendo dicho conocimiento a lo largo de toda la vida»

Artículo en El País sobre la implantación del plan Bolonia

Sólo rescato lo de arriba de todo el gran vacío que se desperdiga por el artículo porque para quien trabaja dentro de la cosa es clara y estadísticamente incierto: los alumnos obtienen mejores resultados (notas) porque los profesores llevamos bajando el nivel varios años (por ejemplo por ajustarnos a la preparación de los alumnos que nos llegan, que cada vez va a peor, pero no es lo único); porque es mucho más fácil aprobar a base de trabajos, prácticas y, en general, trocitos de asignatura, como pretende y casi obliga Bolonia, que con un examen en el que se lo tengan que saber todo y haber relacionado entre sí la materia entera; y, más en el fondo, porque es más fácil aprobar si la Universidad y Ministerio en cuestión actúan para que sea más fácil aprobar, empezando por valorar a los profesores por el número de aprobados que dan (¿tendrá algo que ver en eso la pérdida de alumnos de los últimos años?). En fin, como muestra un botón: no os hacéis una idea de los grandes resultados que consiguen, y lo preparadísimos que quedan para aprender a lo largo de su vida, los alumnos que superan una asignatura obligatoria de un plan de estudios porque se acogen a la posibilidad de aprobarla de oficio, sin examen alguno, tras suspenderla cuatro veces (!), posibilidad que amablemente les ofrece la Universidad de Málaga, por poner un ejemplo que me viene a la cabeza no sé por qué.

Y un rector, que se supone que ha pasado por toda la carrera discente y docente, debería tener claro que por supuesto que se trata de obtener conocimientos. Concretamente, los que los estudiosos han ido recopilando durante siglos para formar las bases humanísticas, científicas y tecnológicas actuales, para que ahora no haya que ir re-aprendiéndolos “a lo largo de la vida”, tardando décadas y teniéndolos todos muy bien aprendiditos cuando nos jubilemos a los 99. (A veces me da por sospechar que les importa un pimiento tener o no gente preparada para hacer su trabajo al salir de una carrera, qué tonterías se me ocurren). Lo de las capacidades y competencias es una gran chufla que a ver cómo te la tragas en una asignatura de control automático o topología avanzada… ¿Y cómo demonios te las apañas para enseñar eso cuando los alumnos no vienen con los innecesarios conocimientos sobre derivadas e integrales que antiguamente nos garantizaban las enseñanzas medias y de preparación para la Universidad? (Total, si pueden aprender a derivar, y a leer, y a escribir, y a hablar y a hacer reglas de tres, a lo largo de la vida).

En fin, no sigo, que estoy a un tris de ponerle la etiqueta de irritaciones a la entrada, y no es bueno irritarse tanto nada más empezar el curso ;P

Por cerrar la reflexión: es verdaderamente sintomático que algunos comentarios de ese artículo de El País tengan más chicha que cortar que el propio artículo y las palabras de unos rectores. Quizás tenga algo que ver el que el de rector -y otros muchos- sea un cargo que se elige políticamente y no por méritos (ni concurso ni oposición ni gaitas). Por buscar alguna lógica al asunto, digo.

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