Independientemente de su fidelidad a las historias y personajes originales, o falta de ella, le veo dos cosas buenas y dos malas: las buenas son los actores principales, especialmente si se ve en versión original –Robert Downey Jr. sobreactúa, pero es un gustazo oírle, y Jude Law borda la estoicidad-, y la recreación del Londres victoriano, que visualmente es estupenda; las malas son el guión, bastante flojo, y el hecho de que se quede en la superficie de una historia que podría dar más de sí -como todas las historias-, que por momentos parece querer limitarse a tratar de satisfacer los gustos de jovenzuelos matrixeros.
Lo que podría ser su objetivo, por otra parte, y no hay mucho que criticar en ello.
Si uno sólo va buscando echar un buen rato dejando de lado el neuronaje, se sentirá ampliamente satisfecho.






