[…] la velocidad combinada de cualquier objeto a través del espacio y del tiempo es siempre exactamente igual a la velocidad de la luz. […] Cuando el automóvil aparcado que usted está observando se pone en marcha, lo que realmente está sucediendo es que algo de su movimiento total a la velocidad de la luz se desvía de movimiento a través del tiempo a movimiento a través del espacio, manteniendo invariable el movimiento total combinado. Tal desviación de movimiento significa incuestionablemente que el movimiento a través del tiempo se frena [y por tanto, cualquier reloj que se mueva con el coche -en su interior, por ejemplo-, marchará más despacio, aunque a la velocidad de un coche ese enlentecimiento sea inapreciable; en el caso extremo, si un objeto se mueve a la velocidad de la luz por el espacio -el fotón-, ha gastado toda su velocidad en el eje del tiempo, así que, si llevara un “reloj”, éste estaría detenido: los fotones nunca envejecen].
El Tejido del Cosmos (Brian Greene, 2004)





