El espectador no puede condicionar la escritura: si el producto es bueno, la audiencia responderá; pero incluso si no es así, uno debe hacer las cosas tal como cree que deben hacerse.
David Simon, guionista de The Wire, en un artículo en el País
Y no, esto que dice este hombre no es un desprecio a los espectadores/lectores/consumidores. Es que crear arte no debe (puede) hacerse de otra manera. ¿Que el arte luego hay que venderlo y por tanto le tiene que gustar a cuanta más gente, mejor? Bueno, en el modelo clásico sí (no en el de cola larga), pero si empiezas a escribir (o cualquier otra cosa) pensando en crear un producto vendible, es decir, planificando el resultado, en mi opinión estás dejando de hacer arte. Estás haciendo un producto, lo que es tan respetable como el arte, pero no es arte sino ingeniería. Si tienes suerte puede que te salga alguna cosa realmente creativa (porque nada se puede planificar del todo), pero será eso: suerte.
Es lioso, ¿verdad? Pues sí, pero muchos dilemas que les surgen a alguna gente que se dedica a crear obras artísticas quedarían bastante más claros si supieran separar bien el proceso de creación del asunto del mercado libre, porque además no suelen ser cosas muy compatibles…
P.D.: La principal causa de que ambos temas se confundan es la parte del mercado libre, que trata de convencer a la gente de que arte y negocio son lo mismo para vender más: así surgen los premios “a la mejor obra de…”, que tratan de atraer la atención del comprador, cuando en cualquier ámbito artístico eso de “mejor” es un puro eufemismo, o la búsqueda de la popularidad del autor, que trata de atraer al ego del artista pero sólo para vender más, que es para lo único útil que sirve la popularidad del autor, etc, etc.





