No, si fácil sí que me lo estoy poniendo para escribir las entradas del domingo…
Henos aquí con otra bazofia que destaca sobre una típica película de un sábado por la tarde en Antena 3 por el único motivo de poder ver a Christian Slater rompiéndose a cachitos (como actor, se entiende) en cuanto abre la boca para deleitarnos con su voz de pito, y en la que hacia la mitad los guionistas se dan cuenta de la basura que están escribiendo y deciden salvarla de la única manera posible: tratando de convertirla en comedia absurda.
Como era de esperar, no terminan de conseguirlo.






