Deseando que vuelvan los viejos tiempos…

…en los que uno podía hacer las cosas que quería hacer con la dedicación que creía que merecían, en los que uno tenía tiempo para respirar y sentir el fluir de sí mismo e incluso de aquéllos a los que quiere, en que podía sentarse por la noche a contar historias, o simplemente sentarse por la noche, junto a una luz enjaulada bajo estrellas libres y luna grande y plantas cuidadas y poco más porque no hace falta más.

Este blog lleva en piloto automático una semana (¿a que no se notaba?), y así seguirá mientras sigo sacudiéndome a ver si se caen algunas de las capas de algodón de complicaciones con que me han cubierto, y con las que parezco quien no soy.

Lo que no saben es que sigo estando debajo. Dadme tiempo y saco la nariz.

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