Modos de darse cuenta de que uno está sobrecargado de trabajo

El obvio: cuando te encuentras haciendo cosas del trabajo en fin de semana, festivo, fiesta de guardar u horario no laboral porque no te va a dar tiempo a hacerlas en ningún otro momento.

El tecnológico: cuando llevas meses sin leer periódicos ni ninguna página web o blog en Internet (si no entras en Facebook durante una semana es ya gravísimo).

El regreso a la infancia: cuando te pasas la tarde del domingo diciendo “no quiero, no quiero, no quiero”.

El paralizante: cuando te pones a hacer algo habitual en tu trabajo y tus dedos no se mueven porque a tu cerebro no se le ocurre cómo.

El somnífero: cuando empiezas una frase tras la sobremesa (los días que te la puedes permitir) y la terminas en sueños tumbado en el sofá.

El multiplicador de personalidad: cuando alguien le ha dado al botón del play para ver un capítulo de Héroes, lo que te distrae y no te deja hacer tu trabajo…, y entonces te das cuenta de que el del botón del play has sido tú.

La mirada al abismo: cuando empiezas a imaginar posibles planes B para sustituir a tu trabajo actual.

El recursivo: cuando lo único que se te ocurre para actualizar tu blog es pensar en modos de darse cuenta de que uno está sobrecargado de trabajo.

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