Disponemos de un partido político que se descompone a ritmo acelerado, un partido plenamente descompuesto desde hace años, un partido que nunca pudo componerse a sí mismo, y otro que no sabe si está descompuesto o no, porque no sabe dónde tiene la nariz (ni ningún otro órgano de su cuerpo, especialmente los más ceranos al cerebro).
Hay más Casas hereditarias en el Ladsraad español, digo partidos políticos, pero todos los demás están en éstos, como en el famoso dicho.
Mmmm… ¿cuál marcar en la papeleta que la clase aristocrática moderna tiene a bien ofrecernos a la plebe cada cuatro años, tan tranquilitos y comoditos nosotros en nuestras butacas, sin muchas ganas de que nadie nos moleste ni de molestar a nadie (iba a decir que nos regalan la papeleta, pero encima la pagamos)?
Es una cuestión importante. Porque el marcaje de la papeleta, esa gran fiesta popular, es donde se decidirá qué miembros de la aristocracia intercambian sus asientos entre sí, lo que influirá con toda seguridad en nuestro futuro, ya que todos ellos trabajan por el bien común de este pueblo tan exigente y activo y admirable.





