Dr. Strangelove… or how I learned to stop worrying and love the bomb es una obra ejemplar en casi todos los aspectos, salvo algunos efectos especiales y el brusco cambio de ritmo del final, que lo hace demasiado precipitado y torpe. Son admirables las actuaciones de todos, empezando por el triple papel de Peter Sellers que iba a ser cuádruple -también iba a hacer de piloto del B-52- y terminando por los de George C. Scott, Sterling Hayden y Slim Pickens, la forma de convertir una situación terrorífica en comedia manteniéndola a la vez como denuncia del militarismo y de la concentración de demasiado poder en decisiones unipersonales, el perfeccionismo en los detalles (aunque la cabina del B-52 fue inventada en base a informaciones indirectas)…
Merece la pena verla varias veces (ésta es mi tercera). Incluso hoy día, cuando el temor al holocausto nuclear causado por el enfrentamiento USA-URSS ha sido sustituido por el temor nuclear causado por el terrorismo o por países inestables, ahora que los arsenales nucleares no han desaparecido sino que se han distribuido sobre todo el planeta, no está de más echarle un ojo a lo imbécil que es el ser humano y lo que se merece realmente el exterminio. Y reírse un poco de ello junto con el Dr. Strangelove. Total, estamos todos más o menos igual de tocados que él 🙂






