Decíamos ayer… Bueno, no lo voy a repetir 🙂
El asunto es que preparando un currículum me doy cuenta de que, a) pongamos por caso que un investigador, en los últimos seis años, tenga el doble de publicaciones indexadas de las necesarias para que te reconozcan un sexenio. Pues resulta que sólo le reconocen un sexenio, claro, por la forma en que éstos están definidos por el Ministerio, “perdiendo” para siempre en ese tipo de indicador los papers restantes. Que puede que haya una racha de publicaciones similar en el futuro… o puede ser que no, porque como resulta que esto de investigar no es previsible (maldita sea).
Por otra parte también constato que b) otro índice por el que se mide la calidad de tu investigación, el Factor de Impacto publicado diligentemente por el ISI Science Journal Citation Reports (JCR), vibra más que la suspensión de un autobús malagueño: en particular, en la edición de este año -se suele usar siempre la última para indexar las revistas donde tienes tus papers-, me he encontrado que tengo publicaciones que estaban en primera línea en la edición anterior del JCR y que ahora han bajado bastantes puestos, y alguna otra a la que parecen haberle inyectado calidad científica por vía intravenosa, por el pedazo índice de impacto que tiene ahora la revista… (¡Robóticos del mundo: lo que mola, lo que pita, lo que priva, es la International Journal on Robotics Research -hasta la próxima actualización de factores de impacto-! Y si queréis rozar las inalcanzables cotas en que se mueven los índices de impacto de los médicos y hacéis cositas de visión por computador… ¡el IEEE TPAMI es lo vuestro!).
Nada, nada, esto es ciencia objetiva pura y lo demás es chascarrillo. ¡Método científico, joven, método científico! 😀
P.D.: Y tiene tela que en lo que llevamos de año ya haya tenido que preparar cuatro currículums para instituciones públicas y los cuatro hayan tenido que tener diferente formato, diferentes contenidos, diferente extensión, diferente idioma… Lo que es para estar talmoño, vamos.