-A los veinte no te duele nada.
-A los treinta empiezas a tener achaques, pero curiosamente sólo uno a la vez, con lo que cuando te sobreviene uno puedes forzar alguna otra parte del cuerpo para compensar.
-A los cuarenta, cuando tienes un achaque y lo combates forzando otra parte del cuerpo, te sale un achaque en esa otra parte y tienes que convivir con los dos.
De ahí en adelante seguiremos informando, y esperemos que la progresión sea sólo lineal 😉
(Pero dicen que si a los sesenta no te duele nada es que estás muerto).





