Yo sólo hablo por el de Málaga, pero es que llevan años así… Y ya no hay explicación racional. Debe ser que ahora no sienten la crisis y siguen vendiendo como antes, pero eso de estar un rato esperando en la caja como un idiota con el libro en la mano y ver cómo o no aparece nadie (porque no se ve nadie en lontananza, de hecho) o están a poca distancia pero no te hacen ni puñetero caso se está convirtiendo en una costumbre que les va a merecer un castigo.
Como el que yo deje de comprarles nada no les va a servir de lección, pienso aprovechar su indiferencia para cambiarles todas las novelas de gran éxito comercial en los estantes de la entrada a los rincones más insospechados (empezaré por las de vampiros y seguiré con las de Javier Sierra, sin olvidar la inefable “Orgullo y Prejuicio Zombie”), y pondré en los estantes de la entrada los libros de género fantástico español. Se va a cagar la perra.





