¡Pero cómo estuvieron los moros para establecerse en Granada, Córdoba o Sevilla cuando conquistaron la península! Con los avances que trajeron a la civilización… ¿es que no se dieron cuenta de que en verano o en invierno estos lugares son inhóspitos para la vida (como Marte o Venus, talmente)?
Por lo menos nos podían haber dejado algún gen de resistencia a los 45 grados al sol de este sábado por la mañana en la capital de la Alhambra…
Pa habernos matao (y confirmo que se me habían olvidado esas tardes de Julio en Córdoba andando con la lengua fuera por el bulevar con más o menos esa temperatura y viendo las aceras, el suelo, las paredes, ondular por las corrientes de convección).
P.D.: Hombre, una ventaja sí que tuvo asentarse allí: los chicarrones del norte que venían a por ellos, con sus pieles y sus corazas, lo tuvieron más difícil, porque sólo podían atacarles en primavera o en otoño. Y como se les fuera un pelín la olla con la inclinación del sol u organizaran una expedición y les pasara como este sábado -que todavía no es verano pero como si lo fuese- ya podían ir rezando a todos los santos del critianismo para no perecer de sed 🙂





